Silenciosa y Cubierta de Polvo

"Las ciudades son como las mujeres: para verse bien, precisan de cierto buen gusto y gracia en el vestir; no obstante no necesitan empolvarse.- La nuestra, aunque un poco empolvada es una bella ciudad. Panoramas espléndidos le brindan la cordillera, sus alrededores y la plaza.

Pero hay algo que desentona esta armonía de calles pavimentadas, de árboles frondosos y de mujeres hermosas.- Es algo feo, olímpicamente feo. El lector ya adivinó. Si señor, es la avenida Colón.- Ahí esta la pobre completamente olvidada de todos, cada día más achacosa, más sola y más oscura.-Hay que ser bien hombrecito para aventurarse de noche por esos parajes.- Sus prados aguardan nostálgicamente la mano prodiga de algún jardinero que sepa alegrarles.- Sus espejos de agua, secos como una fuente avara; y sus bancos de cemento son un verdadero atentado contra la comodidad y el buen gusto ¿Bancos? Si banco pudieran llamarse por lo que a la distancia representaran, y que en verano con la canícula dan la sensación de planchas de fuego y en invierno semejan trozos de témpanos polares.- ¿Qué gracia le agregan al paseo y que comodidades prestan?

Quién puede descansar en ellos tras una caminata en pleno verano si arden como las parrillas de San Lázaro? Y en estos días ningún valiente lo hace, porque corre el riesgo de helarse hasta el alma.

Y ahí están esos bancos esparcidos con profusión y generosidad, pero no los cotizan ni los enamorados, lo que es mucho decir.

¡Cuidado municipales! No os acerquéis por allí."



"Silenciosa y Cubierta de Polvo" Crónica editorial
Periódico MÁS, San Bernardo, 17 de Julio de 1948. p. 3.